lunes, 25 de junio de 2012


EN TIERRA HOSTIL 

Kathryn Bigelow, 2009. 

(The Hurt Locker)


“Detrás de las adicciones”


Copyright © 2008 Voltage Pictures, First Light y Kingsgate Films Production
Al final de la historia, el sargento James sostiene una conversación con su hijo infante. Mas bien habla consigo mismo tratando de aclararle a su mente el porque no puede amar varias cosas a la vez, como lo hacen los demás, incluido su bebe que se divierte con uno de sus juguetes. Tratando de explicarle a su conciencia porque no le puede dar a su familia, el cariño y el tiempo que merece. Y es que por sobre todas las cosas, que como hombre y padre debe de hacer, lo primero y por lo cual obtiene una razón para su existencia y plena satisfacción física y emocional, es su trabajo.

La película de Kathryn Bigelow, nos introduce en el sórdido mundo de un adicto a la adrenalina, escondido en un uniforme militar, bajo la arriesgada tarea de desactivar bombas. Will James no encuentra complacencia en los halagos de sus compañeros ante el valor que demuestra al inhabilitar explosivos; tampoco le importa o al menos no recapacita que con sus improvisaciones no solamente arriesga su vida, sino también la de sus compañeros; al sargento mucho menos le interesa haber cumplido con su servicio y volver a su patria sano y salvo como todo un héroe listo para anexarse a la sociedad y regocijarse con su familia; lo que realmente desea es seguir arriesgando su vida desactivando bombas, volver a sentir un poco más, y más, esa desbordante descarga de electricidad que le circunvala el cuerpo y que por unos instantes lo complace más que cualquier otra cosa. Como cualquier otro drogadicto.

La película empieza con la frase: “la guerra es una droga”, del periodista Chris Hedges, pieza fundamental sobre la cual Bigelow enarbola su obra. Más bien el conflicto, el roce, la pelea, la trifulca, el enfrentamiento, actividades extremas en la que arriesgamos la vida, que de alguna u otra manera nos exaltan, nos hacen truncar el miedo por mero instinto de sobrevivencia, esas actividades nos dan la clave para descifrar este film. El mecanismo natural de autodefensa consiste en desbordar químicos por los torrentes sanguíneos hasta los nervios, para hacernos reaccionar ante una eventual amenaza. Esa reacción, inquietante, intimidante pero muy placentera ha sido altamente instrumentalizada desde tiempos remotos por los planeadores de las guerras, y de ahí proveerle la experiencia bélica a un proclive al exceso, (persona de clase baja e inculta o simplemente un desocupado) les dará sanguinarios guerreros que de manera camuflada, satisfacen sus ansias y apetitos todo bajo lo absurdo de lo legal, de lo permitido, del serio cumplimiento del deber de un ciudadano muy comprometido con su patria.

Los narcotraficantes, los manipuladores del azahar, los proveedores de placeres de toda índole, los que venden violencia, la nota roja el amarillismo, todos los que prosperan a cuestas de nuestras debilidades, de nuestras ignorancias, de nuestra falta de afecto, familia y cultura, conocen muy bien lo que nuestros cuerpos por naturaleza nos proveen para nuestra existencia y supervivencia, de nuestra parte esta lograr interpretar y descifrar quien o quienes se fortalecen de nuestros reveces y desaciertos, de nuestra falta de temple, sino seguiremos ciegos y podridos en las cestas de basura que nos proporcionan como habitad los que nos venden ilusiones y sueños superficiales, tal y como nos relata la muy acertada Kathryn, de un ejército de jóvenes muy temerosos de perder la vida, exhaustos de tratar de sobrevivir día con día, sin tener muy claro del porque se encuentran en ese desolador desierto, vistos como invasores, en medio de tanta incoherente violencia.